Sunday, August 26, 2007

Ah! sunflower, weary of time...

Sólo eso puedo recordar. Después de haberlo repetido como 10 veces porque de acuerdo a Sir Colin White: "You don't know how to talk to a flower!!!" (o algo así)

Pues por supuesto que no sé!!! No nací en el siglo XIX. Si hubiera nacido en aquel entonces tendría la suficiente sensibilidad como para poder hablarle a una flor, además está el hecho de que nunca he tenido plantas o jardín en mi casa, sólo una vez tuve un cactus y se murió.

Está además el hecho de que...soy Andrea...así que cuando alguien hace esa ecuación mental de Andrea+flores= ?????

Creo firmemente que si hubiera nacido en el siglo XIX mi vida sería mejor...tal vez.
POr un lado me imagino tooodo el día leyendo esperando a nada, sin hacer nada más que esperar a casarme...entonces entra ahí el dilema...seguramente sería una spinster y viviría en la calle dentro de algunos años, aunque en mi idea romántica soy algo así como Elizabeth Bennet con mi peinadito bonito y mi vestido blanco, bien Pride & Prejudice (que por cierto es mi libro favorito o uno de tantos)

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Creo que así sí podría ser capaz de hablarle a una flor, tal vez leyendo a Blake o a Mary Wollstencraft...preocupandome por aprender a tocar el piano o bordando.

En cambio, Colin dice que hablo como camionera: "Come here bloody sunflower!" (Esa es su versión de mi entonación del poema de Blake)

No sé, me gustaría vivir así, creo, por un lado afloraría mi lado femenino, el cual actualmente consiste en tener un template rosa y...ya. No me imagino siendo toda girlie o mejor dicho no me imagino siendo "toda una dama". ¿O sí?

Mientras tanto aquí está lo más parecido que hay en mí a eso de o que estoy hablando



Oh la ambigüedad.

Creo que esto del doppelgänger me está afectando mucho.


(Por cierto entren a lugares comunes y búsquenme, hay cosas buenas y un artículo mío)

Wednesday, August 01, 2007

Una prueba más

Vivir en una avenida tiene ventajas pero tiene aun más desventajas. En temporada de lluvias, estas deventajas aumentan y la más inconveniente (y terrible) de todas es el río que se forma justo afuera de mi casa. Sí, RÍO, un río que abarca por lo menos carril y medio de la avenida y toda la banqueta y que fluye por unas 4 cuadras.

Aquel día cerré y la lluvia empezó a caer como a las 11 de la noche, no hace falta mucho tiempo para que el río se forme, sólo importa la intensidad de la lluvia y si ésta es muy fuerte, se formará en cuestión de minutos. Cuando por fin llegamos a mi casa vimos que efectivamente el río se formó y fluía con su acostumbrada y turbia intensidad. El taxista se acercó lo más que pudo a la acera para que no nos mojáramos tanto, el problema fue que no se acercó lo suficiente entonces tendríamos que salir atléticamente y dar un brinco a la banqueta. Y así fue, o por lo menos, algo así. En algún momento entre intentar salir del taxi y el brinco, mi zapato se cayó... y el río se lo llevó. Obviamente, como eran los zapatos con los que trabajaba, estaba en un predicamento pues ya no tenía zapatos para ir a trabajar al día siguiente. Es también obvio que, como no tenía zapato y el río abarca la banqueta, pues llegué con los pies empapados a mi casa y arrojando iracundamente el zapato que me quedaba. En mi enojo por la pérdida de mi zapato, mi abuela trató de hacerme sentir mejor diciéndome: "No te enojes ¿Qué tal que la encuentra tu príncipe azul y te viene a buscar?" y como es de esperarse, sólo puse mi cara de emoticon. Mi abuela al ver mi cara me dijo "¿Qué?¿No crees que eso pueda pasar? Nunca se sabe. Yo sólo pude sonreir ¿qué más podía decir? El río se llevó mi zapato.

A la mañana siguiente, tenía que ir a comprar otro par de zapatos negros. Salimos temprano de la casa y al llegar a la esquina, junto a un poste, estaba mi zapato.

Recogí mi zapato y le dije a mi abuela "Te digo que los príncipes azules no existen."