(Post incompleto)
Cuando eran los primeros minutos del 2003 mi madre me abrazó y me dijo que estaba orgullosa de mí, que sabía que el 2002 había sido jodido para mí y que en el 2003 me iba a ir muy bien, que iba a ser muy feliz y que ya me lo merecía...
...poco sabia ella de cómo me iba a encontrar en ese 2003.
Una noche me llamó una voz que no reconocía para decirme que a mí mamá le había pasado algo y que tenía que ir a verla, rápido. Me dijo que estaban cerca de la casa pero que me apurara. Corrí esas 6 calles, según yo iba caminando rápido pero corrí mucho, mi abuela se quedó muy atrás. Mientras corría pensaba de todo, que a lo mejor mi mamá se había desmayado, que se había roto una pierna o que su taxi había chocado y traía su cuello lastimado, nunca se me ocurrió nada más.
Me acuerdo de haber visto desde la esquina anterior las luces de las torretas, muchos carros y mucha gente, no sé qué cara puse pero me acuerdo que los carros de Patriotismo me dejaron pasar con todo y que ya tenían el siga, seguía corriendo, me temblaban las piernas y me hormigueaban las manos. Recuerdo que me abrí paso entre la gente que estaba en un círculo y antes de ver hacia el centro vi a una chica llorando mucho, del otro lado y me vio llegar y lloró más.
Cuando llegué mi madre estaba en el piso con su ropa abierta, veía su pecho porque había dos paramédicos desfibrilándola, tenía un ojo morado, y varios moretones en la cara, había sangre en el piso y yo no me podía acercar, unos policías me detuvieron. Sobra decir que estaba llorando mucho, mucho, las lágrimas no me dejaban ver más. Los mismos policías me llevaron adentro del café que estaba justo en esa esquina, del que había salido mi mamá. Tenían la cortina abajo para que no pudiéramos ver nada, mi abuela ya estaba adentro. No me dejaban salir y estaba la dueña del café consolándome, yo seguía llorando a mares y sólo pedía que mi mamá sobreviviera, sólo repetía eso entre susurros y lágrimas. Entraba y salía gente, muchos que no conocía, gente que me intentaba consolar sobando mi espalda. Un hombre llegó y me entregó las cosas de mi mamá, su bolsa de mano, un collar que se le rompió y una bolsa de plástico blanca que siempre cargaba y que estaba llena de sangre, ahí venía su amada agenda de Neruda, sus botas para la lluvia y el libro que estaba leyendo. En algún momento llegaron mis tías y lloraban, salían, me abrazaban...hasta que entró una de ellas y me dijo que ya iba a llegar el forense, así supe que mi mamá había muerto.
Guillermo Enriquez Alemán tenía 22 años en aquel entonces, manejaba un Chevy azul/gris cuyas placas no sé. Sé su nombre porque tengo el acta de su proceso por homicidio culposo. Sé el carro porque los testigos me dijeron lo mismo: que mi mamá salió de la tienda y se paró en la esquina esperando el alto, mismo que esta persona se pasó y al casi se embestido por un taxi que tenía la luz verde, dió un volantazo y se subió a la banqueta, atropeyando a mi mamá. El cobarde se fue y ahí la dejó.
Las personas del café salieron corriendo, una tomó sus cosas, otro habló a emergencias, otra me habló a mí, otro corrió a buscar ayuda. Mi madre había ido a revisar su correo y platicar con sus amigos, llevaba diez días en su trabajo nuevo, yo le regalé una taza especialmente para su nuevo trabajo, para que tomara café. Ella esperaba para atravesar la calle y yo esperaba a que mi mamá llegara. Nunca imaginé