"Había una vez una mujer que pasaba mucho tiempo escribiendo, cantando, opinando, etc...pero también pasaba mucho tiempo pensando. Un día se dio cuenta de que pensaba más de lo que podía escribir, de lo que podía expresar y que mucho de lo que pensaba no lo comprendía la gente o creían que estaba loca, así que decidió seguir pensando solamente...sin decir una sola palabra, sólo pensando...como consecuencia perdió su voz, por lo que no podía cantar.
Cuando quiso volver a cantar intentó recobrar su voz pero no pudo, era muy tarde; tampoco no podía escribir pues ya no era capaz de usar palabras, no podía opinar no podía decir qué era lo que no le gustaba, no podía expresarse. La gente no entendía porqué era que ella ya no hablaba, ni escribía, ni cantaba. Pensaban que era porque no quería, por tristeza o porque no tenía nada qué decir. Todos se equivocaban y lo peor era que ella quería pedir auxilio y no podía, nadie podría entenderla. Cuando ella quería cantar de alegría no podía, cuando ella quería manifestar su descontento con algo, tampoco podía, cuando ella quiso explicarle al mundo lo que había descubierto en sus pensamientos, tampoco pudo. Intentó por todos los medios volver a hablar, a escribir, a cantar, pero su voz se había ido.
Empezó a buscar su voz en muchos lugares, especialmente en los rincones de su casa, seguro no podía haber ido muy lejos. Buscó en sus libros, en sus notas, en sus fotografías, en sus cajas de aretes, en sus juguetes viejos, entre las cobijas, no encontró nada. Un día en el cual ya había buscado en casi todos los rincones de la casa se fijó atrás de la puerta de la entrada de su casa y encontró pegada una nota que decía: Me fui de vacaciones, cuando decidas ponerte a hacer algo de provecho me avisas. La mujer tomó sus llaves, tomó la nota y salió de su casa. No iba a regresar hasta que no encontrara de nuevo su voz..."
La historia no es tan buena, la diferencia es que el cuento tiene un final feliz, en la realidad no he podido salir a encontrar mi voz pero sepan que hago lo que puedo. Hago pequeños pedidos de auxilio en notitas. Canto desafinadamente cuando nadie me escucha. Convierto los recados en pequeñas obras, todo es práctica. Tengo una pista de donde puede estar mi voz, creo que me está esperando, creo que falta poco....creo.